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Los berrinches son comunes en la infancia de cualquier niño y muchas veces ni ellos ni nosotros tenemos las armas suficientes como para entenderlos o superarlos. Aquí, una guía de los 10 hechos habituales que pueden desencadenar un berrinche infantil.

1- Cansancio

El cansancio es el factor por excelencia que desata un berrinche: se convierte en angustia y de ese momento al estallo en llanto, hay pocos minutos de distancia.

Siéntate junto a tu hijo. Si ya habla, pídele que te explique lo que siente y no minimices sus quejas: hazle saber que estás allí para ayudarle y que hablarlo es mejor que llorar. Si aún no habla o no se expresa bien, abrazale, dale un beso y explícale que le ayudarás a dormir, para que se sienta mejor.

2- Los cambios en la rutina

Un cambio de rutina se puede traducir en lágrimas y ataques de rabia, su única manera de expresarse ante el repentino cambio. Los desencadenantes comunes puede ser una casa nueva,un viaje largo, o llegar a un lugar desconocido. Tu pequeño se mostrará angustiado porque está asustado.

Los cambios son difíciles y estresantes para un adulto, ponte ahora en lugar de tu hijo. Un cambio de rutina momentáneo (como un viaje) o permanente (llegada del hermanito o divorcio) debe ser hablado y explicado en la medida de lo posible y si sientes que será una situación que se escapará de tus manos, recurre a la ayuda de un profesional.

3- Hambre

El hambre hace que los niveles de azúcar en la sangre bajen y como esto se reducen la capacidad de pensar y razonar. Tu pequeño está haciendo el esfuerzo por entender y razonar pero su organismo no lo ayuda. Antes de explotar tu también, piensa a qué hora fue la última comida y ofrécele un pequeño refrigerio.

Acompáñalo mientras come y hablar de lo que sucedió ayudará a que ambos se calmen.

4- Las esperas largas

Para los más pequeños, 20 minutos de espera en un consultorio médico o en cualquier otro lugar similar, puede parecer una eternidad. Detectar las señales de un berrinche en potencia puede ayudarte a evitarlo: tu hijo empezará a mostrarse inquieto, frustrado y se moverá mucho. Y a todo lo que le ofrezcas, te responderá con un categórico no

Puedes evitar esta situación si llevas contigo 2 o 3 juguetes extras o una libreta y unas crayolas, así no se sentirá fuera de lugar y la espera se le hará más amena. Si el lugar es cerrado y tienes la posibilidad, llévatelo a caminar unos metros y regresa con la promesa de que será por poco tiempo más.

5- El aburrimiento

Relacionado o no con el punto anterior, el aburrimiento es primo hermano del berrinche. En algún momento del día, tu hijo se encuentra desinteresado en todo lo que lo rodea, no tienen mucho para hacer y esto, lo vuelve inquieto. Es más común en días lluviosos, cuando no hay como «escapar» de la situación.

Si no hay más opción que permanecer en casa todo el día, ten algunas actividades preparadas de antemano. Considera la posibilidad de invitar algún compañero o primo para que el día pase más rápido.

6- La hora de comer

Un nuevo alimento o un alimento de siempre presentado de forma distinta, casi siempre da lugar a una discusión o llanto. Esto no quiere decir que el niño deba comer cada día lo mismo para evitar discusiones, de ninguna manera.

Una buena idea es avisar con anticipación lo que comerán y que la criatura vea el proceso de preparación del alimento. Si sabes que su punto de enojo son las verduras, sírvelas juntos con una comida que coma sin problemas y propónle comer un bocado de cada una, alternadamente.

7- Miedos

Hay miedos infantiles que son incomprensibles desde nuestro punto de vista adulto y -por lo mismo- tendemos a menospreciarlos. Craso error: Si tu hijo te tiene la suficiente confianza para explicarte que esa alfombra es peluda y que se lo va a tragar, deja cualquier sonrisa burlona de lado y muestrale que solo es un simple tapete y que tu misma la pisas y no pasa nada.

Los sitios nuevos como una guardería o kinder, o un consultorio médico acrecientan la ansiedad de tu pequeño. Anticiparle la situación ayudará a que no se encuentre con nada desconocido: «a veces los doctores llevan bata verde o blanca, yo creo que el doctor tendrá una verde, tu que crees?«. Ahí tendrás a un niño más interesado en ver si acertó con el color que uno asustado, pensando qué le hará el doctor desconocido.

En el caso de guardería o kinder, siempre debes recordarle a tu pequeño que vas a volver por él, para regresar juntos a casa, y vete tranquilamente, para no transmitir ningún tipo de ansiedad.

8- Ser ignorado

Detectar las señales

Adulto o niño, a nadie le gusta ser ignorado. Tu hijo es lo más importante en tu vida y a él te dedicas y así lo entiende. Entonces, una entretenida charla con la vecina o prestarle atención a la maestra que te entrega un reporte son personas que te «distraen» de tu centro de atención, haciendo que tu hijo se sienta desplazado. Tu hijo no encontrará mejor forma de regresarte a su mundo más que llorando y jalándote del brazo.

Con paciencia, le puedes explicar que ahora mismo estas ocupada pero que pronto te ocuparás de él.

9- Hermanos

Los hermanos se pueden amar y adorar pero un berrinche individual puede crear una crisis colectiva en el amor filial. Es fácil que uno piense que el otro tiene el mejor juguete, la mejor ropa, hasta un mejor lugar en la mesa familiar. Y un berrinche puede ser su forma de demostrarlo.

El hecho de compartir es otra fuente de berrinches: si no pueden compartir un juguete, el juguete no debe estar al alcance de ninguno de los dos. Si tienes la posibilidad, puede cronometrar le tiempo de uso, para que ambos lo usen en cantidades iguales.

10- Fiestas ajenas

En las fiestas ajenas, principalmente, cumpleaños de otros niños, pueden hacer que tu hijo se sienta celoso por no ser el centro de atención.

Una buena forma de prevenir esto es hablar con el pequeño antes del festejo, que a la fiesta se va a celebrar, divertirse y jugar.

Bajo ningún punto de vista puedes permitir que tu hijo arruine la diversión de otros. Y en caso de extrema necesidad, retíralo y explícale camino a casa por qué se está perdiendo el festejo.

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2 Replies to “Berrinches: ganales la batalla”

  1. Mis hijos no han sido de muchas rabietas, pero algunas sí que me ha tocado sufrir, No me gusta verlos llorar, pero me niego al chantaje de un niño llorando por algo que en otras condiciones les negaría. Me sentaba cerca de ellos, cogía un libro de cuentos y decía, cuando te calmes te lo leo, que seguro que estás cansado y tienes que irte a la cama, Si la rabieta se prolongaba empezaba a leer. Yo creo que me veían tan dispuesta a acostarlos a la hora que fuera, que desistían enseguida

  2. Rebeca dice:

    Muy buen post, aunque el punto 8 y el 10 son muy similares, el denominador común es la atención hacia nuestro bebé. Gracias!

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